El músico francés Rameau parecía, a veces distraido y en realidad es que sólo pensaba en la música; lo demás no le importaba.
Un día se hallaba de visita en casa de una señora y de repente agarró a un perro de lanas que allí había y lo hechó a la calle por la ventana. La dueña de la casa, indignada, dijo:
--Pero ¿qué habéis hecho? ¿Por qué?
Rameau, con gran ingenuidad, preguntó:
--Pero ¿no se ha dado cuenta? ¡Desafinaba!
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